Erase una vez y... Todo desapareció.
( Anglichiste muy malo )
Cuenta la leyenda que una gran almeja oradora oradaba la orilla en busca de oro y solía salir al sol a saltearlo mientras cantaba. Al hacerlo activaba sus glándulas gandulas de las que salía saliva silvando, en una salva salvando la selva fresca y verde con verduras verdaderas y mariposas posaderas.
La almeja, que se llamaba Amapola, miraba la miríada de mariposas pesadas que posadas pausadas en hojas de soja o ajos, ojeaban con ojos ajados.
Otros potros y toros trotaron y trataron de decir: ¿cuándo cuentas cuantos cuentos cuentas en la cuneta? ... Pero no sabían. Sabios de labios sepias livianos supieron sorber versos de soslayo, rayar lazos de aniversario y beber rayos libertarios.
Los tigres gritaron irritados y tiraron tareas a sastres desastres de tres en tres, que con mucho estres, pensaron repasando pesares y separes, apareciendo en parajes con pajares y pájaros, y pujaron parejas por pajes pijos con hijos canijos.
Fin... Snif.
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