Muy antes de ahora, en una iglesia glaseada, entes santos tosían sentados con sotanas en sótanos y sonatas sonaban. Los chicos arriba barrían barrigas de orugas con berrugas y gases sesgados de guisantes guisados.
En el pueblo, los monjes mojaban jamón y mojama en majado y lo jamaban a la vez que vizcos de vizcaya callaban caballos bellos y bellacos, con cabellos de cobaya que vayaban caballas canallas, ¡vaya!
Mas allá, hallabas hayas en hoyas ollando allí y allá, y animales animando mandos y mendas que mandan a mondar mendigos con mandobles, que doblaban y hablaban de bandadas de bananas en bandana.
Casi al final, los perros rapados con ropa comían rape rápidos y raudos, pues los caracoles súper veloces vendados volaban como balas en la lava lavada y lívida y líquida. Y los pulpos de pulpa venían en el viento con ventosas ventosas en el ocaso...
¿Acaso se acabó?
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