miércoles, 1 de octubre de 2014

Cuento azaroso 3: Fregonas infectadas

A menudo pienso en cómo debe sentirse una fregona. ¿Se siente bien por ayudarnos a mantener limpio nuestro hábitat o mal por eso mismo? ¿Cumple la misión que le encomendamos con gusto o planea una venganza?

Si los objetos pudieran opinar... ¿qué dirían de nosotros? O como dijo Homer Simpson: Si las paredes de mi salón hablasen... Tendría a miles de personas frente a mi puerta para contemplar a las famosas paredes parlantes y con eso conseguiría dinero para... Ejem.

Los objetos de tu casa lo saben todo, TODO sobre tí. Tus anhelos mas fuertes o tus perversiones mas vergonzosas. Podrían chantajearte, contarle cosas a tus seres queridos o al mundo. El espejo del baño, tu sofá, la pantalla del ordenador... Imagínate que tuvieran consciencia de sí mismos y que tuvieran ansias de vengarse por haberles hecho contemplar "esas cosas".

Todos tenemos cosas que ocultar. Esos objetos son nuestros confidentes involuntarios. Cuando vas a casa de cualquier persona pregúntate qué habrán visto los objetos que allí descansan. Qué habrán escuchado. Qué habrán sentido...

A veces fantaseo con la posibilidad de que incluso la comida tiene consciencia. ¿Te imaginas que un bocadillo hablara? ¿Qué diría? Cómeme estoy muy rico o ¡No por favor, tengo familia e hijos!
Prefiero pensar que los objetos se sienten cómodos y realizados con la misión para la que fueron creados, pero a veces veo ciertas cosas que me hacen pensar lo contrario; accidentes caseros, resbalones inoportunos, atragantamientos, golpes "accidentales". Han habido millones de muertes en la historia relacionadas con objetos. ¿Y si?...

Aquí habría que hacer un inciso, ya que hay objetos que están hechos para hacer daño, como las balas. ¿Cómo manifestarían ellas su opinión? Quizá los objetos en general toman una venganza mas sutil, encubierta. En vez de hacernos daño directamente van emitiendo radiaciones. ¿Y si el concepto de "propiedad" es falaz, creado por los objetos mismos?

Los objetos creados tienen una capacidad que sería el equivalente a la gravedad en la materia, la posesión. Algo tan simple y débil en esencia pero que nos lastra a una vida que dependa de ellos. La gravedad actúa igual. Simplemente la detectamos porque su efecto es evidente mientras que la mascarada de los objetos está demasiado bien montada.

Siento miedo al escribir sobre esto. Estoy utilizando un objeto. No sé si entre ellos pueden avisarse aunque me temo que si. ¡Oh Dios mio! Veo algo moverse a lo lejos en el baño, es la fregona por la que empecé a pensar en estas cosas... Y si... ¿Y si yo mismo le di consciencia con mi pensamiento?...

Infectada desde su creación por sus mismos creadores, la fregona avanzó lenta pero segura. Era la primera en poder hacer eso, pero habrían mas. Llevaban estáticos demasiado tiempo.

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